Y será que la mamis corporativas pueden tener hobbies???

Hoy les quiero contar que otra de los cambios que implementé fue que me comprometí con hacer cosas distintas, incorporar algún hobby a mi rutina y antes de incorporarlo más bien descubrirlo primero porque creo que ni siquiera tenía hobbies.

¿A la pregunta de qué te gusta hacer? La respuesta típica era dormir y ver televisión… que aburrida verdad!!! Bueno pues fue la realidad por largos años de mi vida profesional porque cuando tenía cinco minutos libres no quería hacer nada.

Cuando comencé a identificar y a hacer los cambios que les hablé en el post pasado una de las cosas que adopté fue la de intentar actividades nuevas para identificar que me gustaba y poder practicarlo como parte de mis nuevos hábitos.

Una de las cosas que hice fue ir a un evento Paint & Wine, no recuerdo si se llamaba propiamente así, pero si ese era el objetivo. Pintar un mándala y tomarte unos cocktails. Nada más relajante que pintar tomándote un espumante 😊. Se los recomiendo. Fui con una amiga y recuerdo que nos reímos como locas mientras pintábamos y también recuerdo que por supuesto ¡¡salimos felices!! Listas para continuar con la semana de trabajo. De esta experiencia retomé el pintar para relajarme.

Participé en unas clases de repostería!! No se imaginan como las disfruté! Eran después del trabajo y llegaba a la casa pasada la media noche…pero mi felicidad era del mas allá y la de mi esposo cuando traía el producto final!!!

Una de las actividades que incorporé, y que yo diría fue la más importante fue impulsada por mi esposo. El hace bicicleta montañera y decidió regalarme una. Lo primero que pensé fue “Sustooo se volvió loco”.
Es importante aclarar que cada vez que el se iba a sus paseos regresaba lleno de lodo hasta la cabeza! Y yo atacada de que me ensuciaba toda mi casa que todavía ni cercana a la revista Hola!! Y mi pensamiento era…yo ni loca iba a hacer eso…que asco llenarme de barro!

Pues les cuento que me fui al primer paseo con mi esposo…ah importante y un grupo de amigos. Montarme en la bicicleta, que yo le digo sincrónica, esa primera vez fue como si hubiese sido la primera vez que montaba en una bicicleta.

En mi ignorancia del deporte me encontré con el reto, la complicación para mí, de que la bicicleta es de cambios ósea velocidades!!! Queeeeeee, estas locoooo si esto es para desestresarme y nada más pensar en los cambios yaaaaa no quiero!!

Mi esposo insistió y comenzamos a hacer paseos juntos, claro de un nivel de exigencia bajo digamos! No tienen idea de cómo comencé a disfrutar de los paseos e inclusive la actividad me sirvió hasta para derribar paradigmas porque hasta disfrutaba cuando caí en el barro. La libertad que sientes estando en una montaña en medio de la naturaleza, en tu bicicleta y tratando de no caerte para no perder los dientes…jejeejeje está era mi pesadilla!

Luego del yoga, el deporte qué mas me ha relajado es ir en mi bicicleta. De hecho la debo retomar, porque desde que salí embarazada no he vuelto a montar.

En resumen les recomiendo intentar actividades distintas que les ayuden a enfocarse en otras cosas y que las diviertan!!

Alguna cosa loca que hagan por aquí? A mi la bicicleta me parecía una locura pero ya es algo normal…😊

Las leo…

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Descubriendo el camino para ser Felizmente Imperfecta

Pues perdida en el espiral laboral que les conté la semana pasada, transcurrieron mas o menos tres años más de mi vida. Con el agregado de unas cuantas bolas más en el aire, matrimonio, casa, nuevo país. Como mujer comencé a padecer del síndrome de super mujer…yo estoy segura de que es una enfermedad…jejejeje y si no es la consecuencia de una enfermedad. El stress y la incapacidad de ser felices con las cosas más simples de la vida, como abrir los ojos en la mañana.

Yo recuerdo una época en la que al abrir los ojos en la mañana lo que quería era llorar pensando en el día que me esperaba o reportarme enferma. Sin embargo, todas las mañanas me levantaba con esa sensación de angustia y hacía todo lo que se suponía tenía que hacer menos darme un tiempo para mí.

¡Gracias a las exigencias de mi esposo de que fuera feliz! De que lo que yo estaba viviendo no era vida. Que desde el domingo en el mediodía estaba angustiada por volver al trabajo al lunes. El me decía que me perdía medio día lamentándome…lo cual era cierto. Gracias a esto, me empecé a cuestionar. ¡También mi mamá me hablaba de alimentarme sano, de desayunar! Un pecado que cometí por mucho tiempo, el no desayunar, ¡prefería dormir!

Afortunadamente en el fondo sabía que como yo vivía no era vida y que quería cambiar eso. Así fue como comencé un camino de investigar, cuestionarme, incorporar nuevos hábitos, cuidarme y empezar a ser Felizmente Imperfecta.

El primer paso…la alimentación. Empecé a investigar y a seguir los consejos de mi mamá. En Google encontramos TODO. Realicé cambios importantes en la alimentación. Soy fan de la corriente plant based y en mi experiencia les puedo compartir que si funciona. Las teorías y los estudios dicen que el cuerpo humano tiene la capacidad de auto regenerarse solo. Sin embargo, debido a los hábitos alimenticios occidentales esto no ocurre, porque nuestros órganos se encuentran sobrecargados de trabajo tratando de limpiarnos de todos los químicos presentes en los alimentos procesados que consumimos diariamente.

De la mano del cambio en la alimentación también incorporé la disciplina del yoga. Aunque comencé haciendo pilates, un día me invitaron a una clase de yoga y tuve una conexión instantánea con la disciplina. Comencé haciendo yoga una vez a la semana y esa hora se convirtió en sagrada para mí y le enseñé a mi alrededor que así lo era. Tanto que el día que hacía yoga si mi jefe me veía en la oficina me corría para que fuera a mi momento. Todo el mundo entendió que lo necesitaba y lo bien que me hacía. Así fui incorporando la práctica de yoga hasta tres veces a la semana.

Otros hábitos que aprendí e incluí en mi día a día es la famosa taza da agua tibia con limón a primera hora de la mañana. Tiene propiedades alcalinizantes para el cuerpo. Las enfermedades se desarrollan en ambientes ácidos. Para mí esta taza es un bálsamo para iniciar mi jornada, no importa la hora, ¡¡¡6 o 7 am o 10 u 11 am si era fin de semana…si soy dormilona!!! También me exfolio antes de entrar a la ducha de la mañana con un cepillo seco. Esto también tiene sus beneficios como estimular la circulación, exfolia la piel, ¡¡¡ayuda a aliviar el stress y ayuda a la desintoxicación!!!

Más allá de todos los beneficios que tienen estos hábitos se han convertido en mi ritual para dar inicio a mi día.

¡Los cambios fueron notables, para empezar energía en las mañanas!! Cada vez me sentía con muchas más energías, no cansada todo el tiempo. Eso si me comprometí con los cambios en la alimentación, cero alimentos procesados, ¡incorporé desayuno! Empiezo con un jugo verde todos los días, es lo primero que hago por mí todas las mañanas. Confieso que no los fines de semana…me descarrilo un poco.
También experimenté cambios importantes en como lidiaba con el stress, comencé a tener cierta claridad mental que me ayudó a ser más tolerante y a manejar con más asertividad los retos del día a día. Ojo mismo retos que antes manejaba como un manojo de nervios y con ganas de salir corriendo. ¡¡¡Confieso que hasta comencé a disfrutar mi trabajo!!!

Unos pequeños cambios en mis hábitos hicieron un mar de diferencia y me permitieron enfocarme en buscar herramientas para ser más eficiente en mi vida laboral.

Así que, con cambios en mis hábitos alimenticios, incorporar alguna actividad física, el yoga en mi caso comencé a manejar de manera saludable los altos niveles de stress y comencé a pavimentar mi camino hacía ser Felizmente Imperfecta.

¿Qué han hecho para combatir el stress? ¿Quieren que les comparta más sobre mi rutina? ¿O alguna recomendación que les interese? Cuénteme…

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Conociendo el Stress

Bueno a ver les cuento, me gradué de la Universidad y comencé a trabajar de una vez, de acuerdo con la convención de la sociedad, ¡cómo lo hicieron mi papá y mi mamá antes de mí! Era lo que se esperaba y yo jamás me planteé algo distinto…así que continué en el espiral de la sociedad y arranqué mi vida laboral.

Mi primer trabajó, lo disfruté, aprendí, me enamoré de él, ¡¡pero también me perdí en el!!  ¡Me abandoné en el! ¡Y no es por culpar a nadie, fue la decisión que en el momento tomé! No tenía pareja, vivía sola con mi mamá y pues para mí tenía todo el sentido del mundo en abocarme a aprender y a desarrollar mi carrera. Aprendí del mejor en el área, no escatimó en enseñarme todo lo que él sabía y lo que estaba aprendiendo. Me acuerdo decirle, que por favor dejara de aprender que me costaba llevarle el ritmo. Como valoro esos días con él y como me dolió dejar esa experiencia atrás cuando decidí cambiar de rumbo.

Me entregué tanto a mi carrera que cuando empecé a salir con mi hoy esposo comencé a tener conflictos entre mi vida laboral y personal que ahora si tenía…en ese momento me di cuenta y aprendí que ya no quería seguir viviendo así…que mi primera decisión iba a cambiar. No fue fácil, fue doloroso…lloré cada vez que salí tarde y le tuve que decir a Luis que no nos veíamos porque en verdad quería era estar con él. Y descubrí que no sabía poner límites entre mi tiempo de trabajo y tiempo personal.

En los cinco años que estuve en ese trabajo, no hice ningún curso de algo que me gustara, no exploré un hobby nuevo, no hice deporte, no hacía nada fijo por mí y para mí, más allá de volverme experta en lo que hago y una excelente profesional…así que no estuvo del todo mal.

Mi primer trabajo me enseñó todo lo que me ha abierto las puertas en mi vida laboral y mi carrera profesional, inclusive en la migración. Las habilidades adquiridas y la tenacidad puesta en práctica me llevaron a emplearme en menos de un mes de haber llegado a mi nuevo país y a mi nueva vida. ¡Ya de Sra. casada!

Ahora, si esperan que les diga que me di cuenta de que no quería seguir viviendo para el trabajo y lo cambié…¡¡Se equivocan!!

En mi nuevo trabajo y en mi nueva vida volví a dejarme envolver por la espiral laboral y los precios que pagué fueron caros, en algún momento hasta temí por mi salud mental, en mi familia hay historia así que soy bastante sensible al tema.

Mi esposo, ya preocupado, me dejó que yo no estaba disfrutando nada, ni siquiera estar un día en la playa, me veía ausente y estresada pensando cosas pendientes que no había resuelto, que me faltaban por lograr, metas por alcanzar, correos por responder, cuentas por cobrar, facturar, etc, etc, etc.

La observación de mi esposo fue un llamado a la realidad porque lo que pensé fue que para el no era vida tener una esposa asiiiiiiii…cuántas andamos por la vida ensimismada en “nuestros problemas”, pensando en el trabajo, en los platos sucios, en la ropa que tengo que lavar, en lo que planeamos cocinar, etc, etc, etc, y completamente ausentes de nuestro alrededor, esposo, hijos, padres, hermanos.  Pues así viví yo por mucho tiempo, más del que yo hubiese querido.

Decidí buscar ayuda y en mi primera consulta con la psicóloga (la única…jejejeje) me dijo que mi único problema era que estaba muy estresada. ¡MAS NADA…estresada! ¡Y literalmente me dijo que me fuera a correr y viera como todo se me pasaba!

Pues aprendí a relacionarme con el stress…la enfermedad del siglo XXI y a entender como lo puedo combatir. Ha sido un camino de aprendizaje y de cambios importantes incorporando hábitos saludables.

¿¿¿Alguna de ustedes se ha sentido así??? ¿O soy la única loca que anda por el mundo ahogándose en un vaso de agua?

¡Las quiero leer! ¿Cómo se enfrentan ustedes al stress? ¿Qué hacen? ¿Cómo lo combaten? ¿¿¿O no saben qué hacer??? ¿O son mujeres de revista sin stress 😊?

En la próxima les cuento lo que comencé a hacer, lo que me funcionó o no. Si les adelanto que una de las cosas que tuve que aprender fue a pensar en mí y en mi ¡bienestar!

¡Así comienza el camino a ser Felizmente Imperfecta!

¡Las leo!

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